Los concretos aislantes se diferencian de los convencionales por el uso de chamota de alta porosidad como componente principal. Incorporan agregados livianos que reducen la densidad y conductividad térmica, mejorando la eficiencia energética al minimizar la acumulación y transmisión de calor en equipos de alta temperatura.

Se emplean principalmente como aislantes de respaldo, ya sea detrás de ladrillos refractarios o hormigones densos, optimizando el aislamiento con un menor espesor de revestimiento. Su baja densidad también reduce la carga estructural sobre los soportes metálicos.

Comercializados en formato seco premezclado, solo requieren la adición de agua y una correcta homogenización para su aplicación mediante vertido, apisonado o proyección con aire. Estos concretos ofrecen ligereza, buena resistencia al choque térmico, baja conductividad térmica y adecuada resistencia mecánica.